Morena-vs.-INE

El menos suspicaz habría de admitir que la jornada de consulta electoral de este domingo no fue más que una simulación, fundamentada en la idea…

El menos suspicaz habría de admitir que la jornada de consulta electoral de este domingo no fue más que una simulación, fundamentada en la idea de demostrar la “fuerza” del presidente y su popularidad. Un ejercicio, por así decirlo, ridículo, de acarreo y de mentiras, de esas que no hacen mal a nadie, aunque cuesten mucho.

Hasta el cierre de esta columna era evidente que la participación “embarazada” de múltiples formas de instigación forzada a votar a favor de un gobierno que lo tiene todo perdido es el resultado del descontento y la lamentación. Habrá quien piense que fue una consulta ciudadana y hasta democrática. No fue así.

La cantidad de votos solo demuestran la pobre capacidad y falta de control sobre el llamado voto duro de Morena. Qué lejos estamos de un evento estadístico de lo que la sociedad electoral piensa de su gobernante y su gabinete, que se hunden sin admitir la derrota, pero que se regodean en tomar un resultado que no representa el descontento del “pueblo”, como les encanta argumentar.

La gente no fue a votar. Ni siquiera la mitad de lo necesario para convertir en un mandato constitucional que siga gobernando el presidente López Obrador. Habremos de recibir en cascada una serie de declaraciones “positivas”.

Nunca hablarán de la participación, sino del porcentaje a favor de que el presidente siga con sus huestes administrando la función pública. Una desgracia que solo pone de manifiesto que el “NO”, se coordinó y decidió no expresarse para no calificar la votación.

Ahora, no nos resta más que apechugar una decisión que no es de todos, sino de un pequeño grupo que no se ha visto representado, favorecido, ni respaldado de un gobierno que olvidó a todos, particularmente a los que pregona cuidar y ayudar. Una jornada de regresión democrática.

La otra revocación

En México, la democracia participativa es un derecho garantizado en el artículo 35 constitucional, sin embargo al parecer, funciona solo para los temas que se contemplan en la agenda presidencial.

Lo anterior viene a colación debido a que hace unos días la comunidad del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), convocó a respaldar la revocación de mandato, pero de su director.

El antecedente se remonta a noviembre pasado cuando José Antonio Romero Tellaeche fue nombrado director de la institución por María Elena Álvarez-Buylla, titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en un proceso en el que hubo de todo menos transparencia, tan así, que el Conacyt clasificó como confidencial y reservada el acta con que se formalizó su nombramiento para el periodo 2021-2025.

Alumnos, profesores y administrativos del CIDE sufragaron el martes y miércoles pasados en un proceso inédito en el que con una participación de 42% de la población total del centro y con 383 votos recibidos, el 94% se pronunció por la remoción de José Antonio Romero Tellaeche.

Los actos de cierre y escrutinio fueron públicos y se transmitieron en vivo a través de las redes sociales. Pese ser invitados, ningún funcionario se hizo presente.

El viernes una comisión de estudiantes se presentó en Palacio Nacional para solicitar audiencia con el presidente Andrés Manuel López Obrador, entregarle los resultados y solicitarle que girara instrucciones para proceder conforme al resultado de la consulta, sin embargo este fragmento del “pueblo sabio” no fue escuchado, durante dos horas y media permanecieron en la calle a la espera de que su escrito fuera recibido.

Eso si les dieron un consejo, acudir a la Dirección de Atención Ciudadana para entregar su documento. 

Pese a no haber sido vinculante, este ejercicio nos demostró que la democracia participativa si puede ser una opción para las causas que interesan a los ciudadanos, pero esta debe de ser un proceso de elección y no de validación sujeto a los vaivenes de la manipulación política.

Casi 170 mmdp derrama por vacaciones

De acuerdo a la Secretaría de Turismo, en el periodo vacacional de Semana Santa que abarca del 9 al 24 de abril, se espera el arribo de 5 millones 191 mil turistas nacionales e internacionales que se alojarán en hotel, lo cual significa una recuperación de 84.4%, previéndose una derrama económica por hospedaje y otros servicios turísticos de 169 mil 742 millones de pesos, así como una ocupación hotelera promedio a nivel nacional de 53.4%, es decir, 16.7% más que en el mismo periodo del 2021.

Los cuatro destinos turísticos que registran la mayor ocupación hotelera son Puerto Vallarta, 78.5%; Los Cabos, 76.5%; Cancún, 75.9% y Acapulco, 70.5%.

En quinto lugar se encuentra sorpresivamente Aguascalientes, con 68%. Baja California es el único estado que tiene cuatro destinos de mayor ocupación hotelera: Tijuana 61.4%; Mexicali, 58%; Rosarito, 44.4% y Ensenada, 41%.

Otra buena noticia: a efecto de contribuir a reactivar la economía y mantener al sector turístico en niveles óptimos de manera constante con varias temporadas altas, José Medina Mora Icaza, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), ha propuesto duplicar el periodo de vacaciones de los trabajadores, considerando un aumento gradual para las micro, pequeñas y medianas empresas.

La mala noticia es la inseguridad y violencia en algunos de estos polos turísticos, como Cancún y Acapulco, al que se suman las carreteras.

El Gobierno de Estados Unidos alertó a sus funcionarios y ciudadanos respecto a no circular en carreteras de trece estados donde ha aumentado la violencia al estilo del crimen organizado: Jalisco, Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Sinaloa, Colima, Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas, Guanajuato, Nayarit y Sonora. 

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