sismo-del-19-de-septiembre-de-2017-escombros

Fernando Islas

Un llamado a los colegas y a los ciudadanos del mundo: no existe tal cosa como “desastres naturales”, no. La naturaleza es sabia, dice el viejo adagio. No se equivoca. Simplemente, es. Por otra parte, la humanidad, con su avaricia y estupidez, es la que hace posible que un temblor tenga consecuencias. Afortunadamente, en la CDMX no hubo destrucción ni caos el pasado 19 de septiembre, como en sus dolorosas versiones de 1985 y 2017, pero se sabe que hay empresarios de la construcción que con tal de ahorrarse unos pesos utilizan materiales de menor calidad o alcance que los proyectados originalmente. Nunca olvidaré las palabras del multipremiado arquitecto Juan José Díaz Infante: En el 85 se cayó la corrupción.

Por otra parte, como anotó el geofísico Cinna Lomnitz, desde el terremoto del 85 aprendimos cómo reaccionar ante esos fenómenos. Nada ni nadie puede predecir los sismos, pero con el paso de las décadas hemos añadido nuevas herramientas como la alerta sísmica o las aplicaciones que detectan temblores cuando éstos traen una fuerza a partir de magnitud 6, por ejemplo, y así evitar sobresaltos por movimientos menores.

En términos generales, tras el 85 se comprobó que los viejos edificios no se caen por viejos, necesariamente, y a partir de entonces se implementaron normas para la edificación de los nuevos a las que se han agregado recursos como “comprar espacio aire” y unir terrenos, derribando un par de propiedades antiguas, pongamos por caso, para alzar una mole de 15 pisos, pero no en una avenida principal, sino en una esquina en el interior de cualquier colonia cuyas calles cuentan con un solo carril para la circulación de los autos, lo que arroja problemas de movilidad, además de carencia de servicios.

PUBLICIDAD

El susto por el temblor de este 19 de septiembre llegó a lugares insospechados como Querétaro, Guanajuato o Jalisco. Está claro que los pensamientos de nuestros políticos están de manera permanente en la elección que viene. Apenas ganan alguna y ya quieren fórmulas para hacerse de los siguientes votos, pero en el caso de los temblores, anotó el citado profesor Lomnitz, “la lección es sencilla. La cultura sísmica es buena cuando la tienen los gobiernos. El sismo es un enemigo que va a aprovechar cualquier descuido, cualquier debilidad. Se ríe de los simulacros. Primero, tenemos que estar protegidos. Nuestra defensa contra el sismo es un buen gobierno”.

 En ese sentido, habría que atender con mayor seriedad y frecuencia los simulacros. En lugar de realizar uno cada año, sería muy bueno hacer al menos uno cada tres meses. Los entrenamientos normalmente cumplen con el objeto de saber qué hacer y cómo actuar.

Estudios recientes indican que desde 1900 a la fecha han ocurrido 86 sismos de más de 7 grados, tres de ellos en un 19 de septiembre. La coincidencia nos vuelve locos, pero siempre será mejor estar preparados.  

CAJA NEGRA

El veracruzano José Homero acaba de publicar Función de Mandelbrot, homenaje al matemático que inventó los fractales, su más reciente poemario, editado por la Universidad Autónoma de Querétaro. Homero, viejo colega de El Semanario, suplemento del desaparecido periódico Novedades, es un hombre orquesta en el ámbito cultural: poeta, periodista, traductor, ensayista, animador de diversas publicaciones, profesor universitario, funcionario, melómano empedernido. Función de Mandelbrot es una suerte de tríptico, reza el respectivo boletín de prensa: “Así como el objeto geométrico repite el mismo patrón en diversas escalas, en una obra de arte las características del conjunto pueden apreciarse en un poema, por más azaroso o fragmentario que parezca”. José Homero presentará el referido volumen el próximo martes 27, a las 19:30 h, en la Casa del poeta, con los comentarios de Armando González Torres, Fernando Fernández y Dionicio Morales.

Total Page Visits: 191 - Today Page Visits: 1

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *