“Están pagando por algo que no les correspondía”

Las detenciones tras la fuga del ‘Chapo’
Por Stephanie Palacios
“Mi hermano estaba a minutos de salir del trabajo, a lo mejor le hubiera tocado a otro, pero desgraciadamente mi hermano estaba ahí”.
Jaime Galindo Hernández, expolicía federal mexicano, estaba en turno en la cárcel Altiplano cuando se fugó uno de los capos más poderosos del mundo, Joaquín el Chapo Guzmán.
Hoy lleva siete años en prisión preventiva acusado de evasión de reo y de no activar el Código Rojo en la noche que cambió su vida, el 11 de julio de 2015.
Más de una docena de funcionarios fueron detenidos por algo que nadie creía posible: la construcción de un túnel de al menos un kilómetro y medio que durante meses fue preparado para una de las fugas más extravagantes, la del líder del cártel de Sinaloa. Un escape que ridiculizó al Gobierno del entonces expresidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), cuando se encontraba de gira en Francia, destacando los logros de su Gobierno.
La historia de Jaime Galindo, sin duda, representa uno de los tantos casos de personas detenidas sin sentencia en México, una historia plagada de irregularidades e injusticia. Desde el penal El Rincón en Nayarit, el responsable de monitorear las cámaras de la cárcel Altiplano relata a través de una carta de su puño y letra en poder de Sputnik, lo que vivió durante la noche del 11 de julio de 2015 que lo llevó a siete años de prisión.




En las fotos: Carta completa de puño y letra de Jaime Galindo desde el penal “El Rincón” en Nayarit, narrando los hechos del 15 de julio de 2015.
© Foto: Documento de familiares de Galindo
En dicho documento narra sobre sus inicios como policía segundo en el área de inteligencia en la ahora extinta Policía Federal. Dentro de sus obligaciones laborales estaba elaborar informes de las actividades ordinarias y extraordinarias de las personas privadas de libertad (los PPL) en este caso en el Altiplano, una de las cárceles de máxima seguridad en México.
Tenía 52 años de edad cuando sucedieron los hechos. De acuerdo con su relato escrito, aproximadamente a las 8:30 horas del 11 de julio de 2015 ingresó a las instalaciones del Centro de Control del Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) Nº1 Altiplano apoyando al subinspector Vicente Flores Hernández, quien fungía como enlace operativo y estaba encargado de todo el personal comisionado en el penal. Vicente Flores también fue detenido por el caso del Chapo; sin embargo, fue liberado por falta de pruebas.
Jaime Galindo tenía la función de enviar toda la información posible referente a las personas privadas de libertad además de las salidas del personal de seguridad y custodia. Cada movimiento en el penal se registraba y se notificaba. Según Galindo, la mayoría de las veces existía un bloqueo o falta de información y su labor era investigar lo que sucedía, aunque muchas veces esto ocasionaba que los vieran como intrusos, escribe en la carta. Galindo subraya a lo largo de su narración que como personal del Centro de Control de la Policía Federal no podía dar indicaciones de seguridad ya que no era su función.
La fuga del ‘Chapo’
Fue entonces cuando un movimiento inusual cambió aquella noche en el penal. El narcotraficante Servando Gómez Martínez, alias La Tuta, había sido trasladado al departamento de Servicios Médicos en el área de C.O.C. (Centro de Observación y Clasificación), un hecho que Jaime registró como un movimiento extraordinario, que únicamente se informó vía telefónica, y que tenía que esperar hasta que La Tuta regresara a su celda para poder enviar los detalles de la salida del capo a la enfermería.
Luego de finalizar su valoración, lo regresaron a T.E. (Tratamientos Especiales). El oficial se dispuso a recabar más información con sus compañeros Luis Alberto Aguilar Morales y Emanuel Conchillos Galicias, quienes en ese momento se encontraban monitoreando el área de T.E., así como a dar seguimiento del traslado de La Tuta. Galindo recordó que ambos compañeros no tenían información del evento extraordinario y que el área de enfermería se negaba a proporcionar cualquier detalle.
Fueron suficientes solo 60 minutos para que Joaquín Guzmán se diera a la fuga. Según el registro electrónico del propio centro de reclusión, a las 20:52:14 horas, el Chapo inició su evasión del penal por un túnel que conectaba el piso del área de regadera de su celda, el número 20 del pasillo 2 del área de Tratamientos Especiales, a una construcción situada en un predio con las coordenadas geográficas 19º 24´ 32.0´´ Norte y 99º 45´ 09.3´´ Oeste, en Almoloya de Juárez, Estado de México.
Las pericias policiales determinaron que el tiempo transcurrido desde que el Chapo abandonó su celda, descendió del túnel, lo recorrió abordo de una motocicleta y ascendió al predio donde desemboca el túnel, fue de 25 minutos. Eso implicaba que por lo menos a las 21:17 horas, de acuerdo con los archivos, Joaquín Guzmán estaba en libertad.