El jodido futuro de nuestros paisanos en EU
En el Poder Legislativo de Florida, dominado por los republicanos del gobernador, en cosa de algunas semanas se discutirá y seguramente se aprobará un conjunto de medidas que harán la vida de los migrantes sin documentos un infierno.
Las iniciativas harían que se pueda acusar por delitos graves a aquellos que alberguen, contraten o transporten indocumentados. Obligarían a los hospitales a preguntar a los pacientes su estado migratorio e informar a las autoridades e invalidar las licencias de manejo otorgadas en otros estados a estos migrantes. El gobernador ha propuesto otras medidas, entre ellas la prohibición a los llamados dreamers para estudiar y titularse.
Según The New York Times, estas son las medidas más duras en contra de los migrantes por parte de un estado en casi 15 años.
El gobernador DeSantis tiene una larga historia en la derecha más dura y siendo antiinmigrante como lo demostró con su “idea” de mandar camiones de indocumentados a estados gobernados por demócratas. Hoy quiere ser el candidato republicano a la presidencia. Su rival —antes aliado—es, por supuesto, Donald Trump, que según recientes reportes en la prensa ha estado explorando con sus asesores propuestas de abierta intervención militar en contra de cárteles mexicanos y, por supuesto, más medidas en contra de los indocumentados en Estados Unidos.
Una cosa queda clara: la competencia para los republicanos tiene que ver con quién será más duro con los migrantes —la mayoría son mexicanos— y en la frontera con el pretexto del fentanilo.
El presidente Biden que, según la prensa norteamericana, en los próximos días anunciará que competirá por la reelección, ha leído el ambiente político y ha endurecido sus medidas en la frontera y ha olvidado las promesas para regularizar a algunos de los millones de migrantes sin documentos que viven en aquel país. No veo a Biden o a otro demócrata peleando esa elección defendiendo a migrantes, más allá de seguir con el discurso de “una reforma integral” que nunca será realidad.
En este ambiente, de poco ayuda la bronca cotidiana del Presidente con políticos estadunidenses de ambos partidos o su defensa del antiinmigrante por excelencia: Trump. O mandar a los cónsules a hacer campaña contra ciertos políticos.
Los que tanto elogia el Presidente como héroes por el dinero que mandan, serán los más perjudicados. Como siempre.
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