Zozobra e incertidumbre ante posible despojo en Imuris por tren

José Roberto López Flores















Ímuris, Son.- Zozobra e incertidumbre es lo que padecen habitantes de Ímuris ante el avance de las obras del ferrocarril que conectará a este municipio con San Lázaro y que afecta al menos 60 viviendas y un gran número de parcelas de riego, huertos familiares, ranchos, además de atentar contra la ecología, las áreas rupestres, y la contaminación que el tren conlleva a su paso.
Desde principios de año los ciudadanos de este municipio se enteraron de este proyecto que beneficia a Grupo México.
Ímuris es un municipio, oficialmente de 10 mil habitantes, enclavado en la parte norte de Sonora y que colinda con Nogales, la principal frontera de Sonora, y con los municipios de Cananea y Santa Cruz, conocidos por ser enclave minero de Grupo México, el consorcio más poderosos en México que opera las minas en Cananea y Nacozari, pero además el ferrocarril en todo el país.
A principios de 2023 se filtró el inicio de los trabajos de introducción de un nuevo ramal ferroviario que conectaría a Imuris con el ejido San Lázaro, cercano a Santa Cruz, donde el emporio minero de Grupo México pretende agilizar su movimiento hacia la zona portuaria de Guaymas y así evitar la vuelta hacia Nogales.
Se trata de una nueva vía férrea de aproximadamente 70 kilómetros directo hacia el municipio de Imuris, donde se conectaría con la vía existente a la altura del Campo Carretero, y para ello es necesario “comprar o expropiar” una gran zona habitacional de este municipio.
La colonia El Moral, ubicada al norte del campo Carretero, construida al margen del Rio Babasac, es el área escogida por el Gobierno Federal para el nuevo trazo ferroviario, que vendrá por los márgenes de dicho río, que a su vez proviene de la Presa El Comaquito.
Dicha presa, construida hace más de 40 años surte de agua potable a Ímuris, Magdalena y Santa Ana. El nuevo ramal ferroviario pasaría por un costado de la misma y las constantes vibraciones son un elemento que afectará sin duda el bordo y la cortina de la misma.
La contaminación que todo transporte ferroviario genera es por derrames y posibles accidentes, también preocupa a la población de Ímuris que desde hace casi 10 meses busca un dialogo con las autoridades Federales y Estatales, tomando en cuenta que el Alcalde poco o nada sabe al respecto.
El proyecto que tiene en sus manos un grupo de ciudadanos contempla prácticamente la desaparición de la colonia El Moral y El Campo Carretero, toda vez que se pretende construir un puente en las inmediaciones de la carretera ante el cruce con las nuevas vías del tren.
No está definido si el puente sería para que los automóviles pasen por la parte alta, o en realidad las vías del tren serán elevadas y los autos pasen por abajo.
Varios ciudadanos entrevistados coinciden en que existe zozobra e incertidumbre ante la negativa de los gobiernos estatal y federal a proporcionar información concreta a los ciudadanos, además que dos personas han recibido la propuesta de pago de un peso 80 centavos por metro cuadrado.
Lo cual dicen, resulta un insulto para quienes tienen más de 40 años viviendo en esa zona y donde tienen sus familias.
Tal es el caso de don Alberto Heredia Bustamante a quien le ofrecieron 1.80 pesos por metro cuadrado de sus siete hectáreas y un huerto familiar. Una cantidad irrisoria de 140 mil pesos, cuando él pagó 25 mil dólares hace 17 años por esas dos posesiones.
El empresario Alonso Pesqueira que tiene más de 30 años con su ferretería lamentó la falta de dialogo por parte del gobierno federal y estatal, quienes enviaron a un militar para platicar con el ejido, quien les recomendó que vendieran a 1.80 el metro cuadrado o les expropiaban.
“Vemos los avances y el trabajo que viene de San Lázaro, pero nosotros no sabemos nada”, “oímos rugir al tigre pero no sabemos de dónde. El gobierno oculta información, nos dice mentiras, y al mantenernos en esta zozobra e incertidumbre, tal parece que utiliza la técnica de divide y vencerás”, dijo el empresario ferretero.
La obra viene, hay avances, se esta destruyendo la naturaleza en San Lázaro, se atenta contra la presa El Comaquito, se destruyen caminos y se atenta contra la calidad del agua del río Babasac.
El exalcalde Carlos Gallego Aguilar quien no tiene propiedades en la zona, afirma que “por el solo hecho de ser imurense soy afectado, como lo son también los habitantes de Magdalena y Santa Ana, poblaciones que consumen el agua de la presa El Comaquito”.
El expresidente afirmó que esta obra en nada beneficia a los ciudadanos de Imuris, en realidad beneficia a la empresa minera, y en mediano plazo envenenará el agua de el río Babasac.
Consideró además que existen otras alternativas para sacar el mineral de Grupo México sin atentar contra los habitantes de Ímuris.
“De hecho el Gobiernador Alfonso Durazo reconoció que un túnel de 6 kilómetros permitiría conectar la vía a la altura de Cíbuta con la de San Lázaro, pero resulta costoso”, entonces es más barato dinamitar una población, una comunidad, y beneficiar a un grupo empresarial.
Explicó que en el caso de las familias afectadas no es el precio que se les paga por sus propiedades, sino el atropello que representa quitarles y destruirles un patrimonio que les fue heredado por sus antepasados (padres y abuelos) y que tiene un altísimo valor sentimental y de arraigo a la comunidad.
También, coincidió que la zona de Cocóspera, una de las misiones de Eusebio Francisco Kino, existen áreas rupestres que serán destruidas por las obras del tren, y esto tiene un valor incalculable como patrimonio histórico.
El exalcalde también advirtió que la estructura de la presa será debilitada por las vibraciones del tren, porque el proyecto establece la vía por un costado del bordo y la cortina de El Comaquito.
“Si cuando se llena la presa hay preocupación a un desbordamiento, ahora con el paso del tren”, dijo Carlos Gallego Aguilar.
Campo Carretero podría desaparecer
Tirso González, quien tiene un negocio de tallado de cantera en el Campo Carretero ubicado exactamente por donde pasaría la nueva vía férrea, se muestra preocupado ante la incertidumbre y la falta de información por parte del gobierno.
Desde hace 12 años estableció en el lugar su taller, en tanto su esposa e hijos venden diversos productos a la orilla de la carretera, sin saber qué va a pasar con este proyecto que viene caminando de San Lázaro a Ímuris.
Considera que la estrategia del gobierno es ahorcar a la comunidad, cuando ya estén en el pueblo “van a obligarnos a negociar lo que ellos quieran”, están ganando tiempo y nosotros sin información perdemos tiempo valioso”.
Ímuris esta enmedio de los dos ríos Bambuto que viene de Nogales y Babasac de lado de Cananea, y si esto se contamina, el riesgo es para habitantes de Imuris, Magdalena y Santa Ana, porque todos consumimos agua de la presa El Comaquito.
En la zona hay importantes posesiones como el Rancho El Miedo, Hacienda La Coronela, Hacienda Nana, que tienen grandes inversiones y podrían ser afectadas por dicha obra.