La lista de Washington: más seguridad, menos aranceles

Una vez más, el gobierno de los Estados Unidos amenaza con imponer nuevos aranceles a México, esta vez a partir de agosto, bajo el argumento de los “magros” resultados en materia de seguridad. | Eduardo Zerón García
Una vez más, el gobierno de los Estados Unidos amenaza con imponer nuevos aranceles a México, esta vez a partir de agosto, bajo el argumento de los “magros” resultados en materia de seguridad. A través de canales diplomáticos y una misiva formal, el presidente estadounidense extendió una “cortesía” a la presidenta Claudia Sheinbaum, advirtiendo la posibilidad de aplicar un arancel del 30 % a las importaciones mexicanas y también a las provenientes de la Unión Europea. Según Trump, los esfuerzos de México simplemente no son suficientes.
Existen dos lecturas posibles ante estas declaraciones, y entre ellas se despliega una paradoja. Por un lado, el dúo Sheinbaum–Harfuch ha dado resultados tangibles en materia de seguridad: decomisos de una magnitud pocas veces vista, operativos a nivel nacional y detenciones de alto impacto contra figuras clave del narcotráfico. Nadie con seriedad puede afirmar que el gabinete de seguridad nacional no está trabajando.
La fórmula hoy es clara: mientras no haya más resultados concretos —más capturas, más decomisos, y una reducción real del flujo de drogas hacia EU— persistirá la amenaza de aranceles. No debe subestimarse. Aunque los mercados reaccionan con menor virulencia ante las amenazas actuales, las acciones previas del gobierno de Washington ya han generado presiones considerables sobre México: menos turismo, menos inversión, menos remesas, y una caída en la inversión extranjera directa. Nuestra economía comienza a contraerse, y aunque el Banco de México ha manejado con solvencia la política monetaria, la inflación empieza a sentirse más, y los indicadores de empleo no son alentadores, pese a que los niveles de ocupación y salario se mantienen entre los mejores de la OCDE.

La presidenta apuesta por la construcción como motor económico: desde los polos de desarrollo hasta un ambicioso programa de vivienda. Y es lógico: ahí donde se construye, se dinamiza el mercado interno, con o sin nearshoring. Todos esos esfuerzos van en la dirección correcta. Lejos de los dichos de los impresentables senadores priistas que exigen la salida del canciller De la Fuente o del secretario Ebrard, lo que resulta evidente es la necesidad de redirigir la diplomacia mexicana. No se trata de reaccionar cada 90 días a los golpes de Washington, sino de ajustar la política exterior a las realidades actuales.
Hay un argumento que el gobierno mexicano debe presentar, de manera firme y clara: un país quebrado no puede atender la migración, ni combatir al narco, ni enfrentar ninguno de los retos comunes que compartimos con Estados Unidos y es que esto es lo que pasará si se mantienen estas presiones que desincentivan el comercio, el desarrollo regional y la posibilidad de robustecer a la zona que sería la mejor protección para la seguridad, y la migración de la que tanto lamentan.
Moneda al aire: La lista de Washington
La presidenta Sheinbaum aseguró que denunciará al abogado de Ovidio Guzmán, Jeffrey Lichtman, por haberla señalado como “el brazo de relaciones públicas del narco”. Y hace bien. No solo por proteger la investidura presidencial y deslindarse de señalamientos dolorosos y malintencionados, sino también porque dichas acusaciones tienen pretensiones que poco tienen que ver con la justicia. Quien lanza una acusación de ese calibre, está obligado a probarla.
El caso de Ovidio Guzmán está cobrando una nueva dimensión. Su acuerdo de culpabilidad, y el infame pago de miles de millones de dólares a cambio de su cooperación, harán crecer la ya extensa lista que guarda Washington con nombres de funcionarios, operadores, empresarios y otros personajes vinculados al crimen organizado. Y no se trata de vínculos recientes. Esa lista, según distintas fuentes, podría convertirse en moneda de cambio en un futuro cercano.
Lo que muchos operadores se preguntan hoy es qué tanto dirá Ovidio y cuántos nombres relevantes —de esta y de pasadas administraciones— podrían ser usados para calmar las tensiones… Incluso las comerciales, otra vez, con el fantasma de los aranceles flotando en el aire.