Shinzo Abe y la educación japonesa

Carlos Ornelas
El asesinato del exprimer ministro de Japón, Shinzo Abe, causó conmoción dentro y fuera de su nación. Japón logró lo que muy pocos países, un control efectivo sobre las armas de fuego y bajos índices de violencia criminal. Shinzo Abe fue un político carismático y líder de su facción en el Partido Democrático Liberal.
Todas las políticas que impulsó causaron controversias (cambios en la Constitución, incremento del presupuesto para las fuerzas de paz —en Japón no hay Ejército ni Marina de Guerra—), pero pocas en la política educativa. Era un convencido de la educación tradicional, la que reproduce los valores del samurái, como lealtad, honestidad y nunca mentir.
A finales del siglo pasado y comienzos del presente, varios gobernantes de Japón, impulsaron reformas liberales en la educación, como el Yutori Kyôiku (educación relajada), que provocó cambios drásticos en el currículo y la estructura, incluso, eliminó las clases de los sábados. La reforma legal fue en 2002.
Esta reforma marcó un giro hacia el neoliberalismo, que se tradujo en maleabilidad de las políticas del Ministerio de Educación y mayor flexibilidad local. La nueva política ofreció a las juntas locales de educación más libertad para su aplicación, lo que hizo que las diferencias entre las escuelas públicas y privadas fueran más visibles.
En su primer periodo como primer ministro (2006-2007), Shinzo Abe hizo eco de la crítica que educadores y familias hacían a la reforma Yutori; la prensa era más severa aún, debido al descenso de Japón en las pruebas PISA, del lugar 8, en 2000, al 14, en 2003.
Ya en su periodo largo como primer ministro (2012-2020), Shinzo Abe derogó aquella reforma y convocó a diferentes consejos a una nueva, que no fuera una restauración de la escuela disciplinaria, de antes de la Segunda Guerra Mundial.
Nancy Sato documenta que el verdadero espíritu de la educación japonesa contemporánea reside en las cuatro C: comunidad, conexión, compromiso y cuidado. Más de 40% del currículo se destina al desarrollo de habilidades no cognoscitivas. La diferencia más notable que se observa en las escuelas japonesas es la cantidad de tiempo que se dedica a actividades extraescolares, excursiones, ceremonias, reuniones fuera de clase y al tiempo de reflexión.
Esta condición favorable del sistema escolar de Japón es producto de la historia, el conflicto y la resolución social de implantar un patrón moral compartido y un plan de estudios con una impresionante variedad de actividades, donde los símbolos nacionales juegan un papel importante.
Aunque no el único, Shinzo Abe fue uno de los arquitectos que restauraron el valor y prestigio de la educación japonesa. Su última propuesta (junio de 2019) planteó el uso de tecnologías digitales en todas las escuelas primarias, secundarias y preparatorias en un plazo de cinco años.
*Descanse en paz.
- Referencia
Sato, Nancy E. 2012. Inside Japanese Classrooms: The Heart of Education. New York: Routledge.