La nueva tragedia se asoma

Por Carlos Puig
Mi compañero Rafael López Méndez publicó el fin de semana un reportaje en estas páginas que informa de la situación que se vive en la frontera en relación a los migrantes, de alguna manera explica la tragedia en el centro de detención de Ciudad Juárez y advierte sobre cómo las cosas se pueden poner peor.
Dice: “Los flujos migratorios en ciertas ciudades fronterizas con EU han registrado niveles récord durante los primeros meses del año a tal grado que en Ciudad Juárez, Chihuahua, se ha quintuplicado el número de personas extranjeras que son atendidas por agentes migratorios del gobierno federal. Estadísticas de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación señalan que en los primeros dos meses del año han llegado 4 mil 272 personas en situación migratoria irregular al municipio fronterizo, lo que representa un incremento de 493 por ciento respecto a los 721 casos registrados en el primer bimestre de 2022”.
Ese flujo de migrantes, detenidos en la frontera por la política migratoria estadunidense, creó las condiciones para que se realizaran los operativos de detención y encarcelamiento —eso eran, aunque el INM le llamara de otra manera— que resultó en el incendio mortal.
Las cosas, sin embargo, solo se van a poner peor. Como lo explicó Rafael: “Para marzo y abril también se esperan incrementos porcentuales históricos, pues el gobierno municipal ha realizado el Reporte de Migrantes, que contabiliza la llegada de éstos mediante las corridas de trenes y se presentan cifras todavía mayores. Tan solo en los primeros 10 días de abril, las autoridades municipales contabilizaron la llegada de 33 mil 333 migrantes por vía férrea, y en esos días se registró el mayor flujo diario de migrantes, pues el 8 de abril se recibieron a 4 mil 251 personas; un día después la cifra llegó hasta los 4 mil 506 casos, y el 10 de abril hubo 4 mil 762 llegadas”.
Este incremento, que se repite en varias ciudades de la frontera, llega en momentos en que el INM está en profunda crisis; con su director en funciones pero acusado por la FGR por el incendio; con el Presidente asesorándose con el padre Solalinde —sí, no lloren—, y sin ningún cambio en cómo se trata a los migrantes. Basta ver el incendio en un campamento en Matamoros el fin de semana.
Que nadie se extrañe cuando llegue la próxima tragedia.
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